No existen demasiados
registros sobre la vestimenta colonial. En la Asunción, hispanos y criollos
acaudalados vestirían -de encontrar tejidos aptos - de la misma forma que el
resto de la colonia americana, es decir, una versión simplificada de la vestimenta
europea de la época.
ABRIR BAULES Y ROPEROS. Milda Rivarola Espinoza.
En general, los viajeros coinciden en describir el
renglón del vestuario colonial asunceno como:
generalmente pobre,
reducido al uso de lencería de algodón y al uso de peletería (cuero)
Milda Rivarola escribe: Como los primeros años de la independencia no trajeron grandes cambios de los usos y costumbres ancestrales, un relato de Juan R. Rengger de su viaje al Paraguay, relata:
En la ciudad tratan de imitar la moda
europea, pero en la campaña andan descalzas y vestidas con una camisa y una
batilla que están fijadas en la cintura por un cinturón. La camisa lleva un
escote cuadrado, bordada con hilo negro y no sin gusto en los bordes superiores
e inferiores, lo mismos que en las mangas cortas. Casi todos llevan al
cuello un rosario o un Agnus Dei.
Yobana Insua. Recreando a una mujer de pueblo. Fotografía: Valeria Canata. |
La práctica del bordado había llegado a la capital. En las tertulias, las mujeres están de costumbre sentadas en fila y hablan poco, pero son harto diligentes con el bastidor, con el cual saben hacer finos trabajos, especialmente cierta hermosa clase de puntilla.
Otros viajeros de la época, los
hermanos Robertson, hacen similares observaciones sobre las diferencias
sociales percibidas a través de la vestimenta.
Si bien las señoras de la clase superior vestían en su casa de manera
mezquina, al salir, y especialmente cuando iban a la iglesia -lo que acontecía
casi todos los días- estaban bien arregladas. Llevaban vestidos de bombasí
negro, que llegaban hasta el suelo, mientras el rebozo cubría sus cabezas y la
parte superior de sus cuerpos.
Esto se refiere estrictamente a las clases superiores ya
que las mujeres de las clases inferiores se vestían invariablemente de blanco y
de manera que destacara sus formas precisamente como la naturaleza las había
hecho.
Atendiendo a que la moda de esa época, mira a Europa, la
historiadora e investigadora Rosana Leonardi, titular de Historia en la
carrera de Diseño de Indumentaria y textil de la Universidad de Buenos Aires,
relata en una conferencia -en el Museo Nacional de la Historia del Traje- sobre
la indumentaria en tiempos de la Revolución de Mayo en Argentina.
A través de la iconografía: imágenes en
distintos sostenes (pinturas, por ejemplo) y de documentos (testamentarios y
judiciales, entre otros) rastreados en el Archivo General de la Nación,
Leonardi y su equipo reconstruyen cómo era la moda que llevaban los hombres y
las mujeres en 1810; texturas, tipologías, usos difundidos e influencias.
En este artículo comenta:
El talle imperio para las mujeres y el traje para los hombres. El tema del pelo; eso del descuidado pero cuidado. El varón se dejaba el pelo más largo y la melena un poco arremolinada, a la francesa. Y las mujeres querían parecerse a una escultura griega. Recogían todo el pelo con una tiara, y algún buclecito que les saliera por el costado, también como prolijo y desprolijo. Frente al arreglo propio del español, de los mayores.
El llamado “vestido imperio” o “corte imperio” se refiere a
la colocación de la línea del talle bajo el pecho con caída recta y confeccionada
en muselina de algodón.
El elemento principal de la indumentaria estilo Imperio fue
la denominada silueta Imperio, también llamado vestido estilo Imperio, vestido
camisa o, en inglés, vestido Regency style (Estilo regencia) por coincidir con
la regencia del futuro rey Jorge IV en el Reino Unido. Este vestido se ceñía
debajo del busto, y desde allí caía en una falda larga y recta, de forma
tubular hasta los pies. Fue popularizado por Josefina Bonaparte, esposa del
emperador Napoleón Bonaparte.
Los patrones para la confección de este estilo lo pueden encontrar en varios sitios como historia del traje, yo los encontré aquí
Comentarios
Publicar un comentario